En “El curioso caso de Benjamin Button”,
nada es normal y todo respira aires imposibles en un viaje a
contracorriente donde el protagonista es tan especial y único… como lo
somos todos. Ese es el mensaje de la cinta –quizá demasiado explícito–
en una apuesta por la diversidad y la tolerancia, por el enriquecimiento
propio con otros puntos de vista, por vivir la vida en el momento
presente porque, al fin y al cabo, todo sucede en una cadena de
casualidades que podían no haberse dado. Así es la vida de Benjamin
Button desde que nace y es acogido en una residencia de ancianos, hasta
que el destino o las oraciones de su madre adoptiva le llevan por unas
autopistas con múltiples salidas para encontrar el amor y perderlo,
vivir la guerra y conocer la soledad, adentrarse en altamar y retirarse
del mundo de los suyos.
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